“Invertir en arte: más fácil de lo que parece”
La palabra “inversión” suele sonar seria y complicada, pero cuando se trata de arte, invertir es algo que puedes hacer de una forma muy personal y sencilla. No necesitas millones, ni ser un experto en historia del arte. Lo único que necesitas es sentir una conexión con la obra. ¡Es como cuando eliges un libro, una prenda de ropa o una canción que te encanta! Si una pieza te hace sentir algo especial, es una señal de que la obra es para ti.
Invertir en arte, no es sólo una cuestión de dinero ya que significa crear un ambiente único en tu espacio personal y no solo lo aprecias tú, sino también quienes te rodean. Piensa el arte como una inversión emocional: cada vez que mires esa obra, recordarás por qué la elegiste y cómo te hace sentir. Comprar arte es más accesible de lo que muchos creen y no hay reglas estrictas a la hora de elegir. Solo necesitas confiar en tu intuición y atreverte a dar el paso porque cuando lo hagas verás que no pensarás en el gasto.
El arte no solo aumenta en valor financiero, sino en valor emocional
Tener una obra de arte en casa no solo es una inversión económica; también es una inversión en bienestar y calidad de vida. Las piezas de arte nos inspiran, nos conectan con nuestras emociones y nos dan una sensación de pertenencia y paz. ¿Qué otra inversión puede aportarte tanta belleza y sentido? Con el arte, obtienes un valor doble: el disfrute estético y emocional, en el presente, junto con la posibilidad de un retorno financiero, en el futuro.
Apoyo a la cultura y al talento emergente
Al comprar arte, especialmente de artistas locales o emergentes, estás contribuyendo al desarrollo cultural y apoyando el talento creativo. Esta inversión no solo beneficia tu portafolio, sino también a la comunidad artística, ayudando a los artistas a crecer y seguir desarrollando su trabajo. Este impacto positivo le añade un valor intangible a la inversión, pues estás participando activamente en la cultura y en la creación de un legado artístico.
El arte se hereda (perdura a través de generaciones)
Una obra de arte no solo es una inversión para ti, sino también un legado que puedes dejar a tus hijos y a futuras generaciones. Muchas familias han conservado piezas de arte que han pasado de generación en generación y el valor de aquellas obras sigue creciendo con el tiempo. El arte es algo que se revaloriza no solo en términos monetarios, sino en términos sentimentales y familiares, ya que cada pieza cuenta una historia que conserva un vínculo emocional.
Es probablemente el único bien material cuyo valor nunca será inferior al precio de adquisición: Una amiga pintora, me contó una anécdota que me hizo reflexionar mucho acerca de este tema. Ella iba a casarse y compraron una anillo bastante caro pero por las circunstancias de la vida, la boda nunca llegó a celebrarse. Cuando fueron a devolver el anillo, la joyería no le daba ni la mitad del precio de adquisición. Ella pensó entonces que hubiese sido mejor comprar una obra de arte ya que esta inversión no le hubiese supuesto pérdida económica… Ella sigue soltera pero lleva desarrollando su arte desde entonces.
Invertir en arte es una decisión que va más allá del beneficio financiero inmediato. Es una forma de enriquecer tu vida y tu entorno, de diversificar tus inversiones y de proteger tu patrimonio de una manera que no solo se refleja en cifras, sino también en la experiencia diaria y el legado que construyes. El arte es una de las pocas inversiones que puedes disfrutar plenamente desde el momento en que la haces y que a la vez puede transformarse en un tesoro para las futuras generaciones.
En resumido, invertir en arte es una opción segura porque su valor perdura en el tiempo. Es un activo único cuyo impacto va mucho más allá del dinero: enriquece tu presente y tu futuro. ¿Aun crees que hay alguna mejor manera de definir “Riqueza”?
Fotografía: Galería Arrabal&Cia.
Exposición HelpmePlease 2022.
