Camino Hacia la Libertad

La libertad es un viaje profundamente personal. Al igual que el amor, la paz o la confianza, no se encuentra fuera, en lo externo. Tampoco la puede garantizar un país, una pareja o un trabajo. La libertad auténtica se cultiva dentro, paso a paso, a medida que nos atrevemos a cuestionarlo todo, empezando por nosotr@s mism@s.

Durante años, creí saber lo que significaba ser libre. Sin embargo, ahora, después de años de trabajo personal tras mi despertar inicial a una nueva consciencia, por allá entorno al 2012, estoy comprendiendo —muy lentamente— algo que siempre intuí: Ser libre, sentirme verdaderamente libre, es lo que más deseo.

Cuando la vida te obliga a parar

Inconscientemente, buscamos la libertad en muchos lugares: relaciones, trabajo, espiritualidad, viajes… Pero cuando no comprendemos el verdadero significado de palabras como libertad, amor o poder, es casi imposible alcanzar su esencia. Porque las creencias de nuestra mente no lo permiten. Paradojicamente, la primera creencia que nos limita es la necesidad de comprender…

Hasta que un día, el cuerpo y el alma dicen “basta”.

Llega un punto de quiebre. Te cansas de todo… pero, sobre todo, te cansas de ti misma. Esa cólera acumulada desgasta cada célula de tu cuerpo, hasta que ya ni los “buenos consejos” sirven para calmar tus propios fantasmas. Entonces solo quedan dos caminos: continuar igual y hundirte lentamente, o hacer un giro radical y volver a nacer. Esos momentos, son en realidad, regalos para crecer.

Ese giro se llama responsabilidad.

Porque sí, puedes elegir. Siempre puedes elegir. Pero debes dejar de verte como víctima para recuperar tu verdadero poder. Y para lograrlo, te aseguro que hacen falta años de trabajo constante. Pero sólo así, se puede intentar lograr la libertad, la paz o el amor… Desde dentro, hacia fuera.

La verdadera libertad no se grita, se practica…

¿Qué es la libertad?

Según la definición más común, libertad es la capacidad del ser humano para obrar según su propia voluntad. La RAE añade: es el estado de quien no está sujeto ni limitado por el deseo de otros de forma coercitiva. Es decir: libertad consciente no es simplemente hacer lo que te da la gana, sino asumir las consecuencias de tus actos.

Y aquí viene algo muy importante: ¿Realmente sabemos cuál es nuestra voluntad? Porque si no sabemos lo que queremos, ¿cómo podremos sentirnos libres?

La trampa de la desconexión

Cada vez que quise sentirme libre, me topé con mil barreras; emocionales, ambientales o estructurales. Sobre todo, el problema era que no sabía lo que quería. Intuía algunas cosas, pero me costaba tener poder sobre mi propia voluntad. Me sentía perdida e incomprendida. Buscaba algo, pero no sabía exactamente el qué. Y así acumulaba las frustraciones y las decepciones.

Inmersa en una sociedad que exige a la mujer ser perfecta, callada y conforme me ha resultado muy difícil mantener un equilibrio, pero menos mal que el corazón no deja de latir. Por cursi que suene, es precisamente el amor el que me salvó, una y otra vez, pero no sólo a través del placer sino también rompiendo ilusiones que me limitaban. Me atrae sentir amor —por alguien, por algo o por mí misma—, porque entonces, todo fluye. Por ello creo que Amar y Ser Libre son caminos que se entrelazan.

Ser libre es dejar de culpar

Para entender lo que me impedía sentirme libre, tuve que analizar mis propias creencias y empezar a ver mis pensamientos. Me di cuenta de cuánto responsabilizaba a mi entorno —la política, los médicos, la familia, los maestros— de mis malestares. Y aunque desaparecieran todos, yo seguiría sin saber qué necesitaba realmente.

Mientras no asumía mi responsabilidad, seguía siendo esclava de mis circunstancias.

El miedo como enemigo invisible

Llegar a ciertos niveles de consciencia genera vértigo. Tus valores se tambalean, tu realidad se resquebraja. Aceptar que has estado equivocada durante tanto tiempo no es sencillo. Da miedo.

Y aquí viene una gran revelación: el miedo es el verdadero enemigo de la libertad. No puedes ser libre si vives tratando de capitalizar el miedo —miedo a perder, a fallar, a no encajar, a no tener éxito, a morir.

¿Y si redefinimos todo?

¿Qué pasaría si dejáramos de aceptar las definiciones impuestas sobre la libertad, el amor, el sexo o la felicidad?

¿Y si decidimos experimentar y redefinir estos conceptos desde nuestra propia experiencia?

¿Cabe la posibilidad de vivir desde una libertad tan profunda que lo único que importe sea amar?

¿Podemos otorgarnos, de verdad, el derecho a ser felices?

La respuesta es sí. Pero para lograrlo, debemos dejar de seguir modelos que capitalizan nuestras carencias. Dejar de vivir desde el miedo o cualquier otro pensamiento negativo.

La dualidad nos enferma

Vivimos en una sociedad que ha convertido todo en extremos: bueno/malo, real/falso, correcto/incorrecto. Pero la libertad no vive en los extremos. Y tampoco en el centro cómodo e inmóvil.

La libertad vive en el movimiento, en el equilibrio dinámico, en el columpiarse sin miedo entre experiencias, sin aferrarse a ninguna etiqueta. Ser libre es atreverse a ser entero, integrando lo que somos sin dividirnos.

Libertad, como reflejo de evolución

Según la última acepción de la RAE, la libertad también es un reflejo del grado de evolución de una sociedad. Creo que esa evolución empieza por el viaje interior de cada persona.

La libertad no se logra desde fuera. Se conquista dentro.

Una llamada a los rebeldes conscientes

El mundo no necesita más guerras, ni revoluciones sin raíz. No necesita más soldados sino rebeldes con causa consciente, personas con el coraje de dejar de ceder su poder verdadero, que se atrevan a evolucionar en armonía.

Sólo con amor será posible lograr este tipo de sociedad.

Porque eso, y solo eso, es libertad: Elegir tu camino, mirar hacia dentro y despertar.

Las verdades se disfrazan con magia y Las mentiras, se revisten de sabiduría. Sé rebelde. No te creas nada. Experiméntalo todo. Atrévete a columpiarte sin miedo entre los extremos… y descubre tu punto medio. No te encierres. No te inmovilices.

El verdadero viaje de tu vida es hacia tu interior. Allí reside el verdadero camino hacia la Libertad…

 
 

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